Intervención del Cardenal Carlos Osoro en el IX PREMIO SAN JUAN PABLO II DE COMUNICACIÓN (22 de junio de 2017)

“Muchísimas gracias a esta Fundación, la Fundación Crónica Blanca, en esta entrega del IX Premio Juan Pablo II de Comunicación que hoy entregamos de una forma como hemos visto, como han dicho hace un momento tanto Cristina como don Manuel Bru, a Ángeles Conde Mir, que ahora esta como corresponsal en Roma de la agenda de noticias internacional Rome Reports, pero que anteriormente ha tenido otros trabajos que vosotros sabéis”.

Crónica Blanca tiene un color

“A mi me gustaría destacar algo que creo que es especialmente importante en la vida de cualquier comunicador y de cualquiera que quiera decir algo que sea crónica blanca, pues puede tener otros colores, y Crónica Blanca tiene un color, el color de la Resurrección, el color de una buena noticia, el color del triunfo, el color de la verdad, el color de la vida, el color de la reconciliación, el color del encuentro de los hombres. Y te lo mereces, ciertamente. Te lo mereces por todos tus trabajos, los actuales y los anteriores, Ángeles”.

Saber escuchar

“Porque un comunicador entre otras muchas cosas tiene que saber oír, escuchar, tiene que saber ver, tienes que saber preguntar, y tiene que saber decir. Pero solamente puede decir si lo anterior lo sabe hacer: si sabe oír, escuchar. Quizás en la cultura en la que estamos, en estos momentos, es de las cuestiones más necesarias y más difíciles: que nos escuchemos, que nos oigamos los unos a los otros. Ya la escucha es el inicio del respeto verdadero a todo ser humano. Quien mejor nos puede a nosotros hablar de esta escucha, para los cristianos, es el mismo Dios, que siendo Dios quiso venir a este mundo para vernos y para escucharnos, para saber aquello que necesitábamos, y aquello que el podía regalarnos y engrandecer nuestro corazón no solamente no sólo a nivel personal sino para la convivencia de todos nosotros”.

“Saber escuchar. Tú, Ángeles, lo sabes hacer. Quizá ya lo hemos visto aquí en estas imágenes que hace un momento antes de comenzar veíamos, ¿no? Sabes escuchar, ir a los lugares donde es más necesario escuchar. Pero también hay que saber ver. Se puede ver de muchas maneras. Pero nosotros los cristianos tenemos una manera de ver”.

Saber ver

“El Evangelio de hoy es el Padre Nuestro. Y cuando reza el Padre Nuestro tiene unas gafas especiales, porque ve en los demás hermanos, sean quienes sean, vivan como vivan, e incluso hagan lo que hagan. Pero ven hermanos. Y hermanos en los que hay que salir al encuentro. No hermanos que porque son diferentes a mi yo los margino o no quiero saber nada con ellos. Eso es lo más fácil. Pero eso no lo hizo Dios. Cuando vino a este mundo, en la geografía donde Él se hizo presente, estuvo en todos los caminos por donde iban los hombres, y dialogo con todos los hombres, sin excepción. Por eso yo creo que también este premio te lo mereces porque sabes ver, y sabes ver con esta óptica del Padre Nuestro: que todos los que nos encontremos son hermanos  nuestros”.

Saber preguntar y saber decir

“Y en tercer lugar hay que saber preguntar aquello de Jesús: ¿qué quieres que haga por ti. Aquel ciego que gritaba, que los demás querían que se callase, los apóstoles en concreto. Daba la lata. Y Jesús le pregunta: ¿qué quieres que haga por ti. Y la respuesta del ciego fue rápida: que vea Señor, que vea -que bonito es para el comunicador: que la gente vea-. Pero hay que saber preguntar. No basta solamente con escuchar, con ver. Hay que saber preguntar. Y preguntar a todos. Los apóstoles querían que Jesús marchase. Y sin embargo Jesús se vuelve. Aquel ciego que para la cultura antigua era un marginado y nadie hacía caso de él. No valía para nada. Estaba, como nos dice el Evangelio, en la cuneta, viendo que pasaba. Y claro, cuando uno tiene todo esto sabe decir. Sabe decir, y llegar al corazón de todos los hombres”.

Llegar al corazón

“A mi me parece que de todo esto vosotros sabéis: sois periodistas. Yo no se nada. Un pobre hombre que por gracia de Dios llegó a ser obispo. Pero si que tengo que deciros que hay que saber llegar al corazón, a las personas. Y para esto es muy importante todo lo anterior porque es la única posibilidad que tenemos de encontrarnos con las personas. Y estamos en un mundo en el que es necesario revitalizar algo: que estamos hechos para encontrarnos, no estamos creados para dispersarnos. Estamos creados para el encuentro. Todos. Y eso nos lleva a nosotros a tener que descubrir el valor de cualquier comunicador. Especialmente de aquel que se dedica a comunicar lo que sucede en la vida social, en la vida de los hombres. Y es toda una vocación y toda una visión, que están basadas en el servicio, en la entrega a los demás, en la posibilidad de que este mundo sea diferente, tenga alguna novedad. Y tiene que tenerla necesariamente”.

Cultura del Encuentro

La cultura del encuentro es muy difícil hacerla. Porque a veces –no se si vosotros os dais cuenta-, queremos encontrarnos con los nuestros, o tendemos a hacer lo que yo llamo un grupo estufa. Los cristianos tenemos una capacidad especial para hacer grupo estufa. Entre nosotros, los que somos de la misma manera, nos encontramos, estamos muy a gusto, nos divertimos. Pero el Señor nos pide que se diviertan también todos, no solamente nosotros, que estén felices todos, que estén a gusto todos. Y eso supone que a veces uno tiene que encontrarse con los diferentes, con los distintos. Pero para hacerles sentir lo que el Señor hizo sentir a los discípulos de Emaús. Cuando uno se pregunta o debe preguntarse siempre quien es un cristiano, o una cristiana: aquel que es capaz de hacer sentir, con quienes se encuentra, aquello que hizo sentir Jesús a aquellos discípulos de Emaús que no le reconocieron pero sintieron la grandeza de esa presencia del Señor, que cuando el se iba a despedir, y les dijo que se hacía tarde, que anochece, le dijeron: quédate con nosotros. Ese es un cristiano. Pero ese tiene también que ser un comunicador cristiano”.

En el noticiario de Nuestro Señor.

“Pues muchas gracias, muchísimas gracias, Ángeles. Y muchísimas gracias a don Manuel Bru, por esta obra, con más gente pero que ha sido iniciativa tuya, has hecho, estas realizando. En este rinconcito de Madrid, parece que no, pero estamos cambiando el mundo, en estos momentos. Se dan premios a gente que es capaz de cambiar este mundo. No seremos una gran noticia, pero en ese noticiario que nuestro Señor tiene, en ese telediario que podemos ver al finalizar cada jornada, estas tú presente. Por eso felicidades, felicidades también a Crónica Blanca, en la persona de don Manuel Bru. Muchas gracias”.

Escucha aquí el audio de la entrega del premio a Ángeles Conde